Es sentir que cada persona
que veo, con quien hablo o toco es mi hermano y hermana. Sentir que las
diferencias que existen no nos separan, sino que nos hacen más bonitos e
importantes.
La familia humana es como un
inmenso jardín con las más diversas flores. Puedo ser el jardinero que hace
este jardín más alegre y feliz, más armonioso y espiritual.
Mi verdadera familia vive
por todo el planeta, esperando que yo le ame profundamente.
El mundo pide por mi
misericordia.
Hay gente sufriendo,
muriendo en este exacto momento. ¿Por qué no parar un instante? Mirar hacia
adentro y verme a mí mismo. Ver lo cuanto de bueno tengo,
cuantas cosas maravillosas
poseo. Y dar.
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